Me gusta escribir literatura barata y comer bombones hasta las 4 de la madrugada. Echar un pitu sentada en el tejado y observar el amanecer a su lado. Odio llorar, los helados de limon y esa sensacion que tienes cuando estas "enamorada". Ama(ba) a 4 personas que juegan a ser dios e idolatro a Pablo Neruda y Paulo Coelho. Ver el fuego me tranquiliza, parar el reloj para creer que el tiempo no pasa y escuchar la musica a tope, rebentandome los oidos, para sentirme un poco mas cerca de ese dia que tan atras quedo. Un cigarrillo de madrugada mirando el mar, disfrutando del olor a nicotina mezclado con la suave brisa marina, y tu mano en mi cintura, por supuesto. Odio la frialdad aunque yo soy la primera que tiene el corazón congelado. Aborrezco a las gaviotas, los martes a las 10 de la mañana, los odio, no puedo vivirlos. Gran fobia a las arañas, no podría vivir sin mi singular gato. Un cafe a las 7 de la tarde en la terraza de siempre, soñar hasta ver la realidad completamente distosionada, un trago de wiskie y para la cama a seguir soñando(con él). Tirar fotos antiguas y quemar recuerdos. Hacer poesia, sobre tu cuerpo. Perder el norte con tus te quiero, llover miradas, secuestrar tus escalofrios. Dibujarnos infinitos en la barriga. Obsesionada de las pulseras de colores y los collares de cruzes(aunque aun no me he puesto ninguno). Intento desde hace tiempo encontrar una dirección que seguir, pero cuando el dedo no para de temblar, es complicado escoger el camino adecuado.

domingo, marzo 18

ANGEL

Estar en este lugar era lago habitual para mi. Lo descubrí hace tres años, y desde ese día siempre vengo, da igual a que: estudiar, escribir, bailar, componer.. todo se puede hacer en el.
Hoy como tantos días he hecho cojo el autobús para poder llegar a mi destino. No tardo más de media hora en encontrarlo y es que puede que no os lo haya dicho, pero mi lugar es un pequeño prado atravesado por un tranquilo río cristalino situado a las afueras de la ciudad y para llegar a él hay que pasar por un pequeño bosque demasiado frondoso para mi gusto, supongo que esa es la razón por la que nunca he visto a nadie por aquí. Retiró la pesada mochila escolar de mis hombros y la apoyo en el árbol más cercano. Tras esa acción me dirijo hacia Ata-Hicajaro, un viejo sauce situado a orillas del río. Como tantas veces he hecho me impulso y salto para sentarme en una gigantesca rama situada a mitad de su tronco, desde ella se puede ver toda la ciudad, incluso el mar a lo lejos. Cuando llego a ella me acomodo y me pongo a pensar. Así paso toda la tarde.
Cuando ya se comenzaba a poner el sol y el cielo tenía un hermoso color rojizo decidí bajar y volver a casa, pero al incorporarme algo llamo mi atención. Una silueta se dibujaba en lo alto de la pequeña colina que había enfrente de mi lugar, parecía un chico.
Baje del árbol con cuidado sin volver a mirar el horizonte. Recogí mis cosas y antes de irme dirigí mi vista por última vez hacía el horizonte, donde había visto aquella silueta.. pero ya no estaba. Algo sorprendida seguí mi camino, y una noche más logre llegar a tiempo a mi casa.
Esa situación se repitió durante toda la semana, cuando volvía a mirar nunca estaba, hasta que un día muerta de curiosidad decidí sentarme en la colina en vez de en mi sauce.
Pasé por casa a dejar la mochila del colegio y cogí mi guitarra y mi libretita personal. Llegué al prado un poco más tarde que otros días, subí a la colina y sacando la guitarra de la funda comencé a tocar. Así pase el resto de la tarde, y cuando me di cuenta ya estaba comenzando a anochecer, por lo que decidí guardar mis cosas y volver a casa, aunque admito que estaba decepcionada, estaba segura de que me encontraría con aquel chico misterioso y podría hablar con el. Con el ánimo algo bajo me levante, y al girarme para coger la funda de la guitarra por poco me da algo. Mi respiración se aceleró y podía sentir los latidos de mi corazón en mi cabeza. Era él, ese chico que tantas veces había observado estaba ahora delante mío. Tenía mi funda en sus manos y me la tendía con una sonrisa amable. Alargue mis manos hacia él, las cuales me temblaban de pura emoción, una emoción, que para mi, no tenía sentido. Tras guardar las cosas en ella levante mi mirada encontrándome con sus ojos, unos ojos bonitos, pero que parecían algo fríos y no m equivoqué con ese pensamiento, pues cuándo el me hablo dirigiéndome aquel simple saludo su voz sonó armoniosa, pero también fría y cortante. Le respondí con una sonrisa algo tímida, aquella fue la primera vez que halamos.
Durante un tiempo nos encontramos allí, pero él siempre aparecía y desaparecía de la nada, como si el viento lo transportara.

Un día, cuándo la fría brisa nocturna ya comenzaba a recorrer aquellos prados y el cielo se estaba tiñendo de un precioso naranja rojizo comencé a recoger mis cosas, sabría que él se iría mientras lo hacía, pero al darme la vuelta mis ojos se abrieron considerablemente, él seguía allí.
-Supongo que te estarás preguntando que hago aquí, pero lamentablemente no tengo tiempo para explicártelo. Solo quiero decirte que cuándo te sientas sola o estés triste, cuándo no sepas que es lo que hacer y sientas que no formas parte de este mundo acuérdate de mí, yo seré tú ángel, un ángel solo para tí, una noche te agarraré la mano y nunca nos volveremos a separar-. concluyo con una sonrisa a la cual yo no pude responder, me había dejado helada, de piedra. No sabía lo que significaba aquello, pero era muy bonito. Analicé una a una las palabras que me acababa de decir y cuándo pensé que ya tenía la respuesta correcta abrí la boca para decírsela, pero todo se comenzó a volver blanco. Miré a los lados con preocupación y miedo, luego lo miré a él, poco a poco me íbamos alejando. Comencé a llamarle con desesperación, pero el simplemente me decía adiós con la mano. Aquella era la primera vez que la que se iba era yo.
Abrí los ojos lentamente, una luz me cegó y me vi obligada a cerrarlos. De pronto sentí una carga sobre mi, con más cuidado que antes fui abriendo los ojos y pude ver lo que tenía encima. Mi madre me abrazaba con cuidado, pero cariñosamente. Abrí la boca para preguntarle que había pasado, pero la tenía demasiado seca y me era imposible hablar. Decidí levantar una mano y con un gran esfuerzo la deposite sobre su hombro. Ella levanto la cabeza rápidamente y clavo su mirada en mía, una mirada llena de sentimientos, entre los que destacaban la tristeza y la alegría, dos polos opuestos. En ese momento supe lo que había pasado, todo encajo.
Las lagrimas comenzaron a bailar en mi retina, luchando por salir de ahi, pero no lo permitiría, pues sabia que lo volvería a ver, el me lo había dicho.
Ese dia mi mejor amigo paso a ser mi ángel guardián.





Este texto es de hace bastante tiempo, unos dos años hizo este mes creo. Me gusta bastante, aunque no esta lo que se dice bien escrito la idea es original y creo que de aquí saldrán bastantes cosas buenas. Me alegra bastante haberme acordado de su existencia.

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