Ya sabes, coger un tren que nos lleve a nuestro París de antes.
Viajar en el ultimo vagón, en el asiento del fondo. Ver como se nos
escapan las horas y el paisaje se escabulle de nuestras retinas. Sentir
que este no es el tren equivocado, que nuestra ciudad, la ciudad de los
enamorados nos espera con los brazos abiertos, como antaño.
Sentarnos
en la terraza de siempre y entre café caliente y cigarrillos a medio
acabar contarnos la vida que nos perdimos por un tren equivocado.
Rememorar aquella primavera. Las tardes de algodón de azúcar y sueños en
tu ventana. Los amaneceres que ahora arden, pendientes, a la espera de
que nuestros ojos los admiren juntos. Volver a vernos con los mismos
ojos. Tus manos en mi cadera y mi sonrisa en tus labios. Un tango de
fondo y mil lunas llenas por delante, la torre Eiffel de acompañante.
Agarrarte y echar a correr bajo la lluvia. Recuerdas los besos entre ella? Que jodidamente perfectos son.
Olvida
todo lo que no sea este domingo, la primavera, el París encendido que
nos rodea. Prometo envolverte con mi café esta noche y regalarte
sonrisas por doquier. Prometo comerte a besos hasta quedarnos en los
huesos. Conquistar de tu mano las calles de la ciudad del amor. Tatuarte
la espalda a lametazos. Hacerte olvidar esas noches en las que nos
odiábamos mas que amábamos, para hacerte recordar aquellas en las que
perdías el norte y yo era tu sur.
Tomarte entre mis brazos y volver a
comerme el mundo de un bocado. Ver la azotea de un hotel sin nombre que
nos esta esperando y decirte " sube aquí arriba, hay un millón de
sueños que voy a enseñarte". Alejarnos allí del mundo, amarnos en
silencio sin ataduras de por medio. Elevame al cielo sin despegar los
pies del suelo. Creemos del caos un arte y añadamos a nuestras mil
catástrofes la mil y una. Ser el rey y la reina de nuestras promesas
vacías. Esperame cada tarde en nuestra cafetería, que yo ya estaré allí
sentada, escribiendo poesía en servilletas amarillentas, con los labios
rojos y el rimel algo corrido. Tu aparecerás, con tu olor a tabaco y a
champagne barato. Con los labios asperos y la vergüenza olvidada en
aquella habitación sin numero ni dirección. Y ahora volemos, congelemos
nuestras ganas de dárnoslo todo el uno al otro para que no se las lleve
el viento. Andenes que aun nos esperan, carreteras olvidadas y ciudades
por conquistar.
Que yo solo quiero que te guste mi sonrisa, que no
la puedas olvidar. Que te encanten mi manera de hablar, mis sueños
imposibles, mi mal humor mañanero y mis planes de domingos astromaticos.
Solo quiero que esto dure, que no tenga fecha de caducidad. Que estemos
juntos, que nos queramos en las aceras y nos amemos entre las sabanas.
Que te quedes aquí conmigo, en París, nuestro Paris.
Me gusta escribir literatura barata y comer bombones hasta las 4 de la madrugada. Echar un pitu sentada en el tejado y observar el amanecer a su lado. Odio llorar, los helados de limon y esa sensacion que tienes cuando estas "enamorada". Ama(ba) a 4 personas que juegan a ser dios e idolatro a Pablo Neruda y Paulo Coelho. Ver el fuego me tranquiliza, parar el reloj para creer que el tiempo no pasa y escuchar la musica a tope, rebentandome los oidos, para sentirme un poco mas cerca de ese dia que tan atras quedo. Un cigarrillo de madrugada mirando el mar, disfrutando del olor a nicotina mezclado con la suave brisa marina, y tu mano en mi cintura, por supuesto. Odio la frialdad aunque yo soy la primera que tiene el corazón congelado. Aborrezco a las gaviotas, los martes a las 10 de la mañana, los odio, no puedo vivirlos. Gran fobia a las arañas, no podría vivir sin mi singular gato. Un cafe a las 7 de la tarde en la terraza de siempre, soñar hasta ver la realidad completamente distosionada, un trago de wiskie y para la cama a seguir soñando(con él). Tirar fotos antiguas y quemar recuerdos. Hacer poesia, sobre tu cuerpo. Perder el norte con tus te quiero, llover miradas, secuestrar tus escalofrios. Dibujarnos infinitos en la barriga. Obsesionada de las pulseras de colores y los collares de cruzes(aunque aun no me he puesto ninguno). Intento desde hace tiempo encontrar una dirección que seguir, pero cuando el dedo no para de temblar, es complicado escoger el camino adecuado.
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